Nefrología
La Consulta de Enfermedad Renal Crónica de Son Llàtzer impulsa la diálisis domiciliaria
La diabetes y la hipertensión son el origen de más del cincuenta por ciento de los casos de enfermedad renal crónica, seguidas por otras causas como por ejemplo la insuficiencia cardiaca, la cardiopatía isquémica, la herencia genética y las patologías autoimmunes. Dado que la enfermedad renales afecta el diez por ciento de la población mundial (contando tos los casos de afectación, desde el más leve al más grave), se están empezando a aplicar estrategias para tratarla, entre las cuales contar con consultas de enfermería específicas, como en el caso del Hospital Son Llàtzer.
La Consulta de Enfermedad Renal Crónica acompaña los pacientes en la toma de decisiones sobre el tratamiento sustitutivo renal de acuerdo con sus valores y el estilo de vida, a pesar de que, en un primer momento, lo que se busca es detectar pacientes que por sus características puedan recibir un transplante, tanto de donante vive como de cadáver.
Si esto no es posible y se requiere diálisis, uno de sus objetivos es, en los casos de los pacientes que cumplen los requisitos para ser candidatos, aconsejarlos que elijan la diálisis peritoneal o domiciliaria. Actualmente, Son Llàtzer tiene setenta pacientes que reciben el tratamiento de hemodiálisis convencional al Hospital y siete que hacen diálisis peritoneal en su domicilio. Se espera que en el plazo de cinco años el treinta por ciento de los pacientes reciban el tratamiento diálisis a casa suya.
Cuando el médico diagnostica una insuficiencia renal crónica terminal significa que los riñones no cumplen la función de depurar las sustancias tóxicas de la sangre, por lo que se recomienda, en primer lugar, un transplante y después la diálisis, en algunos casos la hemodiálisis (al Hospital, en tratamiento ambulatorio) y en otros la diálisis peritoneal domiciliaria.
“Siempre que sea posible se aconseja la diálisis domiciliaria, porque queremos conseguir es un modelo de paciente crónico autónomo, independiente y con una vida familiar normal y que no tenga la necesidad de ausentarse de su lugar de trabajo”, explica Joan Buades Fuster, jefe del Servicio de Nefrología del Hospital Son Llàtzer, quien añade que esta técnica ofrece muy buenos resultados de supervivencia, una gran calidad de vida y pocas contraindicaciones.
En cuanto al consumo de recursos sanitarios, esta técnica es limitada y el coste es un 55 % inferior al de la hemodiálisis hospitalaria, que requiere un espacio y un importante consumo de recursos humanos.
La Consulta de Enfermedad Renal Crónica de Son Llàtzer,cuyas responsables son Aroa Fernández y Catalina Amengual, es de las primeras de todo el estado que tiene el certificado de la norma ISO 9001:2008.
Su tarea es acompañar los pacientes y su familia en el proceso clínico, mediante herramientas de apoyo que les permitan conocer mejor la enfermedad y a ayudares a decidir entre las opciones de tratamiento renal sustitutivo más adecuado a su estilo de vida. Ambas explican que en la fase inicial buscan retrasar la diálisis tanto como sea posible con medidas de prevención, como por ejemplo la dieta y otras pautas de vida saludable, la medicación, etc.
En este proceso, los pacientes contamos también con el apoyo de Alcer, la asociación para la lucha contra las enfermedades del riñón, que a través de un convenio de colaboración con Son Llàtzer les ofrece apoyo psicológico, los consejos de una nutricionista y la ayuda de una trabajadora social.
“Nuestra tarea educativa”, afirmanAroa Fernández y Catalina Amengual, “incluye visitas en las unidades de hemodiálisis y diálisis peritoneal, reuniones con grupos de pacientes y charlas con lo que se llama un “paciente mentor”, cuya experiencia les sirve para entender la enfermedad y como afrontarla”. A pesar de que el Hospital Son Llàtzer no es un centro donde se hagan trasplantes, las responsables de la Consulta también siguen este proceso con los pacientes hasta el momento de la operación.
Debido a la enfermedad renal crónica avance, cuarenta y seis mil usuarios de la sanidad pública española (el 0,1 % de la población) consumen el 2,5 % del gasto sanitario. Y esta proporción se incrementará porque la prevalencia de la patología aumenta progresivamente con el envejecimiento de la población.