La Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) es un servicio hospitalario que atiende a pacientes graves o potencialmente graves, que son monitorizados y tratados adecuadamente para conseguir el índice más bajo posible de mortalidad y morbilidad.

Los médicos intensivistas son especialistas, con cinco años de formación MIR, que atienden a pacientes enfermos extremadamente graves, graves e incluso con patologías intermedias para evitar que se transformen en graves. La mayoría de los pacientes atendidos en la UCI proceden del Servicio de Urgencias del Hospital o llegan directamente en ambulancia; el resto proviene de la planta de hospitalización a causa de la mala evolución de la enfermedad, o bien de un quirófano a causa de una intervención quirúrgica compleja o complicada.

Se trata de un servicio no finalista, de manera que cuando los pacientes mejoran de su proceso y superan la fase de gravedad son enviados a los especialistas correspondientes (médicos cardiólogos, neurólogos, internistas, neumólogos, cirujanos…), quienes seguirán su proceso patológico en el área de hospitalización y, posteriormente, en Consultas Externas.

Las enfermedades más habituales dentro de los procesos graves son las siguientes: infecciones en cualquiera de sus formas (neumonías, peritonitis, shock séptico y meningitis), infarto de miocardio, infarto cerebral, insuficiencia respiratoria grave, implantación de marcapasos y paradas cardíacas. Aunque la mayoría de los pacientes suele ingresar debido a la patología de un solo órgano, suele producirse un fallo en otros, por lo que el paciente acaba siendo tratado globalmente.

Para atender a los pacientes que ingresan en la UCI, los profesionales requieren controlar técnicas específicas, como la ventilación mecánica, la hemodiafiltración, las traqueostomías, el control de la nutrición parenteral, la nutrición enteral, los ecocardiogramas, etc.

Para poder llevar a cabo la labor asistencial, el Servicio dispone de una infraestructura adecuada, como los monitores, que controlan la frecuencia cardiaca y la respiratoria, la tensión arterial, el pulso, etc., con un sistema central de arritmias que unifica todos los aparatos durante las 24 horas del día. El equipo de enfermería de la unidad está permanentemente junto a los pacientes monitorizados y se ocupa también de controlar los respiradores, las máquinas de diálisis, las bombas de infusión, etc.

Un porcentaje significativo de los pacientes ingresados en la UCI tiene las defensas bajas, por lo que es frecuente aislarlos con medidas específicas para evitar la transmisión de infecciones cruzadas entre los pacientes. Ello implica que tanto los trabajadores como los familiares de los afectados utilicen una vestimenta especial para los cuidados y las visitas.

Hay unos requerimientos de medicación, aseo, cuidados de enfermería, visitas del médico o implantación de técnicas programadas a los pacientes que en algunas ocasiones pueden establecer cambios o ajustes en los horarios de visita programados.