La sala de lactancia, un espacio para compartir el camino de la crianza
Tradicionalmente, las mujeres podían compartir la crianza de los hijos con el grupo familiar o con amigas que estaban en la misma situación. Hoy en día, el núcleo familiar es más pequeño y a veces las mujeres se encuentran solas ante las dificultades de los primeros días con el bebé, a pesar de que tienen el apoyo de la pareja, que cada vez tiene un papel más activo en la cura de los niños. Estas circunstancias sociales y vitales han hecho que el equipo de Hospitalización Obstétrica de Son Llàtzer haya diseñado y puesto en marcha un programa de atención a las familias con bebés.
Este programa, que se materializa a modo de sesiones informativas diarias en la sala de lactancia, ofrece pautas de alimentación del bebé y conocimientos básicos de puericultura, y también informa a la pareja sobre los trámites administrativos que tiene que hacer los primeros días de vida del niño. El objetivo está claro: dar seguridad y apoyo a las parejas en la experiencia de ser padres.
En la sala de lactancia, el personal de enfermería también realiza el control de manera ambulatoria de los niños que tienen un peso límite y necesitan más observación. También se ha habilitado un servicio de atención telefónica al que las madres pueden acceder desde su casa si los surge alguna duda.
La sala de lactancia está gestionada por el equipo de enfermería mismo; por lo tanto, todos los integrantes son referentes en el programa de formación y ayudan a los padres a establecer los planes de trabajo dependiendo de las habilidades que necesiten trabajar más. Joana Prieto, coordinadora de la Unidad de Ginecología y Obstetricia, explica así su trabajo: “Unas veces hacemos educación y otras escuchamos, aunque siempre acompañamos”
Prieto asegura que se trata de un espacio con la misma accesibilidad que la atención hospitalaria pero con la dinámica de la atención primaria, donde las mujeres pueden resolver dudas y trabajar sus capacidades como madres.
La sala de lactancia empezó a funcionar el mes de enero de 2010 gracias a la colaboración económica de la Consejería de Salud y Consumo, a pesar de que sólo funciona de manera regular desde octubre. Este proyecto ha sido desarrollado por el equipo de Hospitalización Obstétrica —enfermeras y auxiliares— con la ayuda del Servicio de Pediatría.
El equipo de enfermería responsable del programa y de la creación de la sala de lactancia señala que se ha conseguido un espacio muy agradable, donde es muy fácil que los profesionales establezcan relaciones de proximidad con los padres y les ayuden a lograr los objetivos respecto a la crianza de los hijos.
Las usuarias de la sala de lactancia se sienten satisfechas con este espacio y dicen que los da tranquilidad y seguridad saber que pueden acudir a un lugar donde el personal está dispuesto a ayudarlas y a resolverles las dudas. Tenemos que señalar que la sala funciona de las 8.00 a las 15.00 horas, y también algunas tardes en caso de necesidad.
Prieto asegura que no existe un perfil de mujer usuaria de este servicio: “La maternidad genera muchas dudas. No sólo acuden a nosotros mujeres que tienen a su primer hijo, sino también otras que ya tenían niños pero que quieren aprender a criar al recién nacido de una manera más afectiva, con más proximidad y contacto físico. Tampoco se da un aumento o una disminución de uso del servicio dependiente de la cultura a la cual pertenezcan los padres”.
“En el caso de las mujeres marroquíes —que, por cierto, demuestran una gran habilidad para amamantar los hijos— hemos puesto unos separadores. No se sienten cómodas dando el pecho en grupo; por lo tanto, necesitan un espacio de intimidad”, añade Joana Prieto, que asegura que en general las mujeres que van a la sala de lactancia lo hacen por una necesidad de apoyo y de seguridad.
Lo más habitual es que las mujeres acudan a la sala durante quince días, aunque muchas de ellas las utilizan hasta 30 días gracias a la filosofía del Hospital de prolongar el amamantamiento natural tanto como sea posible. Después, si una mujer necesita ayuda, puede solicitarlo a su centro de atención primaria.
Invertir en maternidad es hacerlo en sociedad
Invertir esfuerzos en la maternidad significa educar personas más afectivas, más seguras y con posibilidades de convivir mejor en la sociedad. Joana Prieto explica que generaciones anteriores habían utilizado modelos de crianza en los que no se creaba un vínculo tan estrechado entre madre e hijo, y se ha demostrado que esta desconexión emocional puede haber generado algunos problemas emocionales en la sociedad actual.
Hoy en día, el modelo que se quiere promover —debido a los beneficios que proporciona— es el de la sobredosis de afecto, no en el sentido de atención constante, sino de afecto, de proximidad y de contacto físico. Y esto es válido tanto para las madres como para los padres, puesto que los hombres cada vez más adoptan un papel activo en la crianza de los hijos. “Tenemos padres de otras culturas y con otros modelos de crianza que también están dando pasos importantes para que la maternidad sea una experiencia compartida”, explica Prieto.
Atención telefónica: 871 202 030
La sala funciona de las 8.00 a las 15.00 horas y algunas tardes
Está gestionada por el equipo de enfermería