El Hospital Son Llàtzer conmemora el Día Mundial del Niño Prematuro
Anualmente, cada 17 de noviembre se celebra el Día Mundial del Niño Prematuro, que nos recuerda que cada año se dan al menos 15 millones de partos prematuros. Esta iniciativa está destinada a informar a la sociedad sobre la importancia del cuidado de los niños nacidos antes de las 37 semanas de gestación.
En la prematuridad, que aumenta en todo el mundo, intervienen factores biológicos, ambientales y sociales. Entre las causas más frecuentes del parto prematuro figuran los embarazos múltiples, las infecciones y las enfermedades crónicas, como la diabetes y la hipertensión, aunque a menudo no se identifica la causa.
Habitualmente los bebés prematuros deben permanecer en una unidad neonatal hospitalaria durante semanas o meses. Durante este periodo son fundamentales los cuidados de los profesionales sanitarios y la vinculación de los progenitores con el niño.
“Las complicaciones derivadas del nacimiento prematuro superaron en 2015 por primera vez otras causas comunes de mortalidad infantil. Esta situación pone de manifiesto la necesidad de adoptar iniciativas globales que ayuden a prevenir y evitar el parto pretérmino. Cada vez sobreviven más niños y con calidad y condiciones de vida mejores, pero un porcentaje nada desdeñable de ellos tienen que hacer frente a problemas de salud, como son la parálisis cerebral, déficit visuales y auditivos, así como déficit motores y cognitivos en un espectro muy variable”, explica la doctora Ana Filgueira, del Servicio de Pediatría y Neonatología del Hospital Son Llàtzer.
“Este año, en el Día Mundial del Prematuro queremos enfatizar la importancia de las familias en el cuidado en el entorno hospitalario; por ello queremos conmemorarlo instando a las instituciones que intervienen en el apoyo y el cuidado de los niños a facilitar el acceso a las familias e integrarlas en el cuidado de sus hijos, a dotarlas de recursos formativos, psicoterapéuticos y espacios comunes, además de soporte domiciliario tras el alta hospitalaria”, comenta la doctora Filgueira.
Entre las iniciativas organizadas en el Hospital está la confección de un tríptico informativo, el registro de las huellas de los bebés –que se han regalado a los padres–, la elaboración de felicitaciones para poner en las incubadoras, la organización de un taller de portabebés para los profesionales del centro y, por la tarde, una charla con una madre para explicar su experiencia a las madres que tienen a un hijo ingresado en la Unidad de Neonatología.
El Hospital Son Llàtzer viene desarrollando desde el año pasado el programa NIDCAP (Programa de Cuidados Individualizados y Evaluación del Desarrollo del Recién nacido), que está englobado en el plan de cuidados centrados en el desarrollo. Este programa comprende una serie de intervenciones dirigidas a optimizar el macroambiente (luces, ruidos…) y el microambiente (postura, dolor, manipulaciones…) e implicar a los padres en su papel como cuidadores principales. Se trata de individualizar el tiempo de procedimiento e intervención según las necesidades de cada neonato, respetando el descanso del bebé. También busca apoyar a las familias y a los profesionales que cuidan de ellos.
El programa NIDCAP requiere un entrenamiento profundo y facilita sucesivamente un recurso de enorme valor para los profesionales y las familias que brindan apoyo al cuidado del desarrollo, por lo que constituye una herramienta fundamental en la atención de los niños y de sus familias.
Según Verónica Lluch, subdirectora de enfermería, el reto de todos los profesionales es atender lo mejor posible al recién nacido y a su familia. Por ello desde 2005 se está desarrollando un programa en el que se incluyen subprogramas como el de puertas abiertas, el de la prevención del dolor, el de participación familiar, el de la madre canguro y el protocolo de manipulación mínima. Con estas actividades se pretende humanizar la Unidad, favorecer el desarrollo neurológico correcto del recién nacido, reducir las infecciones y favorecer la lactancia materna, entre otros aspectos.
Lluch explica que para fomentar la proximidad entre los padres y los bebés, cuando el niño debe quedar ingresado en la Unidad de Neonatología su madre tiene la posibilidad de alojarse en la hospedería, donde puede descansar después de estar con su hijo o incluso quedarse a dormir. También se dispone de una sala de padres, que tiene una zona de cocina, donde pueden calentar y guardar su comida, y una zona de estar, donde pueden descansar y compartir tiempo con su familia.
Los avances en terapia intensiva perinatal y neonatal han logrado que disminuya considerablemente la tasa de mortalidad de los recién nacidos prematuros. El reto al que se enfrentan los profesionales no es solo asegurar la supervivencia de los bebés, sino también optimizar su curso de desarrollo y evolución.