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SANIDAD EN EL MUNDO

La salud reproductiva de las mujeres del Quiché

09 de mayo de 2011
Las siete de una fría y húmeda mañana en las tierras altas de Guatemala. Vamos por una empinada pista de tierra enfangada. Una familia indígena anda chapoteando descalza en los charcos, abriéndose paso entre la niebla hacia el centro de salud de Lancetillo, a tres horas de camino de su aldea. El padre camina delante con un bebé enfermo en brazos, envuelto en una tela multicolor; detrás van los tres hijos, uno de ellos con un terrible y deformado labio leporino. Algo más atrás, andan la madre y las tres niñas, la más pequeña, a la espalda de la madre a la manera maya.


Es la imagen que resume la mala situación de la sanidad en Guatemala, especialmente en la región del Quiché, donde un equipo de dos matronas y tres ginecólogos nos hemos desplazado durante tres semanas para trabajar en un proyecto del ONG local Voluntarios de Mallorca financiado por el Gobierno de las Islas Baleares. Entre los participantes estaba Yolanda González, matrona, y Miquel Juan, ginecólogo, los dos del Hospital Son Llàtzer.

El objetivo del proyecto de cooperación es un estudio sobre la situación actual de la salud reproductiva de la mujer en una de las áreas más pobres del Quiché, la región de Joyabaj y Zona Reyna. La inmensa mayoría de la población de estos lugares es indígena, habla lenguas mayas, tiene un índice de natalidad muy alto (una media de seis hijos por mujer), el índice de pobreza supera el 70 % y las tasas de mortalidad materna e infantil son 40 y 15 veces superiores a la española, respectivamente.

El 90 % de las mujeres dan a luz en su casa, atendidas por matronas tradicionales, familiares o amigos, en muy malas condiciones higiénicas y sin material adecuado. Para ir hasta el hospital, en algunos casos, se tarda hasta seis horas en coche, debido a las grandes distancias. Además, la falta de formación de las parteras para detectar los casos de riesgo alto y la tradicional desconfianza de los indígenas para acudir al hospital son las causas principales de que demasiadas mujeres mueran durante el parto por hemorragia, infección u otras patologías.

Durante nuestra estancia en Quiché nos dedicamos también a visitar a más de quinientas mujeres en la consulta, colaboramos con el personal de los hospitales de Joyabaj y Uspantán haciendo cesáreas e intervenciones ginecológicas, impartimos seis talleres prácticos a trescientas cincuenta matronas para la asistencia a los embarazos, partos y neonatos, ofrecimos seminarios de formación a médicos sobre ecografías obstétricoginecológicas  y también talleres de educación sexual y anticoncepción para los adolescentes de las escuelas de la región. Hay que destacar que en Guatemala el 20 % de los embarazos se presenta en niñas de 11 a 18 años y que sólo el 10 % de la población sigue algún tipo de planificación familiar.

De las numerosas anécdotas satisfactorias que vivimos durante nuestra tarea de cooperación, sin duda destaca la de una adolescente de quince años que llegó al servicio de urgencias del hospital comarcal porque, según los acompañantes, estaba templando y había perdido el sentido. La chica estaba inadvertidamente embarazada de ocho meses y presentaba una eclampsia, una de las patologías más graves de la gestación y con un alto índice de mortalidad. Le hicimos urgentemente una cesárea, y hoy la madre y el bebé están bien.

Uno de los proyectos futuros de Voluntarios de Mallorca es actuar en las regiones más desfavorecidas y lejanas de los centros hospitalarios del Quiché, como por ejemplo Zona Reyna. Se continuará con la tarea de formación de matronas para que se integren progresivamente en los centros de salud y se dotará a éstos de material básico para la atención de los embarazos y de los partos en mejores condiciones.

Miquel Juan, ginecólogo

Miquel Juan, con un bebé del Quiché

Miquel Juan, con un bebé del Quiché